La Llama, un grato descubrimiento en Santander
Hemos parado a comer un menú del día en La Llama, en Santander.
Un grato descubrimiento situado en la céntrica calle Daóiz y Velarde, en lo que tiempo atrás ocupaba el Asubio inicial.
Hacía mucho que no compartíamos mesa y mantel en Cantabreando.

Y hemos vuelto por la puerta grande porque La Llama merece la pena.
Es un sitio de cocina internacional, con una carta exultante que sin duda probaremos.

Sin embargo, en esta primera toma de contacto nos hemos decantado por un menú del día a un precio sin competencia en los tiempos que corren con la inflación desbocada y un encarecimiento generalizado de todo.
El menú, que se puede tomar en el comedor, está compuesto de tres primeros y tres segundos e incluye caña, copa de vino o agua y postre o café.
El día de nuestra visita estos eran los primeros
- Marmita de bonito de aquí
- Crema de legumbres con picatostes y aceite trufada
- Ensalada de atun y bacon con langostino
Para continuar, La Llama proponía lo siguiente:
- Tacos de ternera con guacamole
- Chipirones con patata revolcona y alioli suave
- Pollo estofado con aceitunas negras picantes y patatitas
Difícil elección ¿o no?
En cualquier caso nos pareció un menú muy equilibrado, con propuestas diferentes pero al tiempo cercanas, acordes a los paladares más clásicos y a las inquietudes más actuales.
Éramos dos personas y elegimos crema de legumbres y ensalada y tacos de ternera y pollo estofado.
Todo sin ningún ‘pero’. Bien presentado, buen sabor, raciones justas…
El servicio atento y amable…
Poco más se puede pedir por ese precio tan ajustado y ese menú tan sugerente.

La decoración de La Llama coqueta, con personalidad, como todos pero como ninguno. Esa tendencia tan en boga pero sin embargo aquí han sabido darles su toque personal, su acento propio.
Si te ha gustado este, quizás también te puede interesar Daría y Salvaje