Plea Beach House, cocina actual para disfrutar sin prisas
Plea Beach House, en Loredo, es mucho más que un hostel, como reza su eslogan.
Se trata de un concepto más moderno e innovador, acorde al lugar donde está instalado, Loredo, uno de los centros de referencia del surf del norte de España.
Fuimos un domingo con una casuística muy particular. Cuatro parejas con seis niños, cuatro de ellos en silla y que, siendo bebés, no iban a participar de la comida del restaurante.
Reservamos el día anterior y no nos pusieron ninguna pega.

Plea Beach House tiene un diseño muy acorde al negocio del surf que ha disparado la fama de Ribamontán al Mar, que lleva años centrando sus esfuerzos por hacer del turismo deportivo, del surf concretamente, su carta de presentación.

Con zonas para que los niños patinen y jueguen sin peligro ninguno, el restaurante lo componen mesas alargadas tipo albergue y que se pueden disponer según los comensales de cada ocasión.
Muchos camareros pero es un sitio para ir con calma, sin prisa.
Cocina abierta donde ves al cocinero en plena acción.
La carta tiene bastantes posibilidades, muchas raciones para compartir, ensaladas y también hamburguesas.
Nos decantamos por unas raciones.
Pedimos dos ensaladas distintas, dos raciones de rabas, una fondú, unos nachos, patatas con torreznos, queso rebozado y para las dos niñas pequeñas que sí comían unas patatas con croquetas.

Todo correcto, sin grandes propósitos pero aceptables.
Mucha fritanga pero sabíamos a lo que íbamos.

A destacar quizás los nachos con guacamole, últimamente nos saben muy ultraprocesados y aquí nos gustaron.
También ricas y más originales las patatas con torreznos.

De sobresaliente la fondú, como ellos la llaman. Exquisita.
También pedimos algunos postres que nos parecieron especialmente caros, 5,5 euros la porción. Tarta de queso, de hojaldre y brownie.

Excepto la tarta de queso, las otras dos daban la impresión que eran industriales, no hechas por ellos.


La cuenta ascendió a unos 18 euros por persona (éramos ocho y si contar a las dos niñas), con unas cervezas y otros refrescos como bebidas.
Destacable que el cocinero vino a preguntarnos qué tal todo.
Un sitio totalmente recomendable para ir con niños. Volveremos.
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