Taberna marinera El Machi, la calidad de lo autóctono

La taberna marinera El Machi es uno de los clásicos de Santander.

Está situada en una de nuestras zonas preferidas para vermutear, con una calle Cádiz que cada día ofrece nuevas propuestas de restauración.

Podríamos decir, incluso, que se estaba poniendo de moda antes de que la pandemia nos obligara a librar la peor de las batallas.

El Machi es uno de esos sitios que aparecen en las guías de turismo de la ciudad por motu proprio.

Puedes pensar: barata no es, y estamos de acuerdo, pero, claro, la calidad de sus productos, de la materia prima es abrumadora.

Un sábado de octubre cualquiera, antes de que la segunda ola del coronavirus nos golpeara con virulencia, fuimos tres personas a comer.

No llevábamos reserva pero tuvimos suerte.

Nos pusimos en la terraza en un día muy desagradable, con un viento que no nos permitió disfrutar de la comida como nos hubiese gustado.

Pero ahí fuimos y la verdad es que no tenemos queja de la elección.

Pedimos todo para compartir y de beber agua natural.

Un salpicón de mejillones y pulpo fundamentalmente al que no le faltaba detalle.

Rico, rico y en una ración generosa.

Mejillones en salsa, una especialidad de la casa.

De toma pan y moja. De hecho, tuvimos que pedir otro servicio de pan porque nos liamos la manta a la cabeza y a untar salsa.

Después SanMartin.

Los tres comensales queríamos SanMartín pero el camarero, muy amablemente, nos aconsejó que sólo cogiéramos dos, que eran bastanta grandes.

Y efectivamente, con las dos comimos los tres y nos quedamos tan a gusto.

El pescado en su punto, de esos que notas a la legua su frescura.

Y acompañados de unas verduritas que estaban tan sabrosas como el pescado.

Como decía, El Machi siempre es un acierto, eso seguro pero en esta ocasión no nos acompañó la meteorología y decidimos poner el punto y final sin pedir postre.

La cuenta ascendió a 100 euros, una cifra elevada teniendo en cuenta que pedimos agua pero el machote de la lonja de Santander es lo que tiene.

¿Repetiríamos? Seguro.

Eso sí, si hace viento dentro o asegurándonos que no van a cerrar el toldo dejándonos a la intemperie.

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